Bernardo: Un lector enamorado.
Buenas, me llamo Bernardo, tengo 67 años y en noviembre hará dos que estoy jubilado. Dediqué toda mi vida a mi gran pasión: los libros. Fui librero por vocación, pero primero por herencia, ya que heredé la librería que en tiempos comenzó siendo de mi abuelo, pasó a pertenecer a mi padre y luego llegó a mis manos… los malos tiempos que corren para la letra impresa han provocado que mis hijos no puedan continuar con la senda iniciada por mi abuelo, aunque a ellos les de un poco igual ya que tomaron otros caminos que les llevaron por otras sendas.
Ahora que dispongo de más tiempo libre porque no tengo que estar sometido a los tiempos de apertura y cierre del negocio, me dedico a hacer lo que hice siempre, ya que tuve la gran suerte de dedicar mi horario laboral a mi mayor hobby: la literatura. Leo y releo los clásicos, novela histórica y poesía de ayer, de hoy, de siempre… Lo único que ha cambiado es que ahora puedo comentar con otros las sensaciones que las letras me provocan… participo en un club de lectura que organiza la bibliotecaria de mi barrio, y una vez al año ayudo a preparar un ciclo de poesía que el centro cívico de mi barriada organiza con motivo de la semana cultural.
También he comenzado a escribir, unos días son pequeños versos, otros voy enlazando pensamientos en lo que pretende ser una novela… no sé en que quedará… tal vez tan solo en pretensión… sea lo que fuere llena mis días lluviosos, fundamentalmente las mañanas. Si hace buen tiempo camino, doy largos paseos para desentumecer el cuerpo y el espíritu de tantos años de vivir con los libros como única luz de vida… cuando hace mal tiempo, escribo.
Curiosamente, ahora paso menos tiempo con mi señora que cuando trabajábamos, entonces había días en que aún estando en la misma habitación apenas podíamos intercambiar unas palabras, la mayoría de ellas relativas al negocio, y ajenas a nosotros mismos… Ella es mucho mas activa y se ha tomado esto de la jubilación y la nueva oportunidad de hacer cosas al pie de la letra… va a cursos de cocina, baile, natación, gimnasia…. Esta estresada de tantas cosas nuevas que quiere hacer… pero ella dice que es la única forma de estar activa, de sentirse joven, de sentirse viva…Yo creo que tiene un poco de miedo a quedarse a solas conmigo y darse cuenta que apenas nos conocemos y que tal vez ya ni nos queremos…
«Volvería a vivir toda la vida a su lado, con todo lo bueno y lo malo que ha habido, tantas veces como fuera necesario»
Me animé a escribir estas líneas aparte de para animar a los nuevos jubilados a adentrarse en el mundo de las letras, de la lectura y la escritura para decirle desde este pulpito público a Esmeralda, mi señora, que la quiero como el primer día, que siempre se me dio mejor escribir que hablar, y que mis silencios no son rechazo a su cercanía, sino timidez por no ser capaz de decirle cara a cara que volvería a vivir toda la vida a su lado, con todo lo bueno y lo malo que ha habido, tantas veces como fuera necesario.
Ahora que como decís en la presentación de la propuesta, se produce el fin del principio, se me ocurrió que en el amor también pasa algo así, a esta edad no se produce el fin del amor, tal vez el fin de la pasión (depende de los cuerpos y del deseo de cada uno…), sino el principio del verdadero amor, el que tiene cimientos sólidos construidos a través de años y años de experiencias buenas y no tan buenas, malas y peores… experiencias que constituyen el aglutinante, el cemento de las relaciones… y que ahora es el momento de levantar hasta convertirlos en edificios inexpugnables donde la pareja se fortalezca y permanezca hasta que uno de los dos falte… y mas allá… eterno en el tiempo.