Cómo acompañar en la vejez. Consejos para un cuidador sin formación

Lidiar día a día con la vejez no es una tarea sencilla para nadie, pero sobre todo para las personas que no tenemos formación en geriatría, psicología, terapia ocupacional o cualquier otra rama que pueda ofrecer consejos y pautas para sobrellevar el día a día del cuidado de un mayor. A este grupo pertenecemos la mayoría, y muchos nos vemos de pronto en la obligación de cuidar a familiares mayores o enfermos sin tener la menor idea de cómo hacerlo, y a veces, mientras la paciencia parece esfumarse, el agotamiento sigue despertándote cada mañana y se hace muy difícil mantener una actitud positiva ante tal situación.

Para tí, que estás en una situación similar o puedes estarlo, te ofrezco mis consejos personales, los que me sirvieron a mi y a los míos para aprender a ser más paciente y sobrevivir a los momentos de flaqueza.

 

Aprende a escuchar
Las personas mayores puede que cuenten la misma historia repetidas veces, todos nos la sabemos de memoria, pero piensa que ellos no tienen muchas nuevas experiencias para contar, por eso se aferran a las fantásticas historias que vivieron cuando eran jóvenes. Creo que las cuentan para no olvidarlas, para sentirse importantes “yo también soy interesante, también tengo buenas historias” y para tratar de entrar en nuestra ajetreada vida de alguna forma. Cuando entiendas esto, las historias dejarán de ser tan aburridas.

Abuela y nieta

Abuela y nieta

Haz que se sientan útiles
Muchas veces tratamos de que el mayor deje de hacer las tareas del hogar (hacer la cama, preparar la comida, ir a la compra…) porque ya no puede, porque le faltan las fuerzas… Piensa que eso es lo único que lo hace levantarse del sofá, y si se lo quitas, harás que cada vez se mueva menos, ejercite menos su mente y esto producirá un envejecimiento más prematuro. Déjale que tenga sus tareas, sus pequeñas obligaciones. Quizá ya no pueda preparar la comida, pero quizá pueda pelar las patatas y dejártelas listas para que tú prepares el guiso. Quizá no pueda cargar con el balde de ropa y tenderla, y quizá no pueda recogerla del tendal, pero ¿puede encargarse de doblarla y separar la que es para planchar? Siempre hay alguna tarea, por sencilla que sea, que les puedes asignar, harás que se sientan útiles y favorecerás que muevan las articulaciones, que estén mentalmente pendientes de esa tarea y eso se notará también en su estado de ánimo.

 

Llévalos a visitar a los conocidos
Visitar a familiares o amigos que hace tiempo que no ven les traerán buenos recuerdos, compartir una tarde contándose historias de los viejos tiempos les harán sentirse más jóvenes. Cuando un amigo o familiar cae enfermo, les gusta, al igual que a nosotros, estar a su lado y mostrarle al otro que se preocupan por su estado, que no pueden hacer más que acompañarle, pero que están ahí. Está en tu mano permitírselo.

La abuela, sus hermanas y su hija

La abuela, sus hermanas y su hija

 

Permítele vivir entre sus cosas
Tanto como sea posible permítele vivir en su casa, dormir en su cama, despertar cada mañana en su habitación… Para tí es más sencillo adaptarte a su vida que para él adaptarse a la tuya. Les gusta rodearse de sus cosas, al igual que a nosotros, les traen recuerdos y les hace sentirse dueños de su entorno.

 

Envejecer no es fácil
Si no le salen bien las cosas, déjale que se enfade, que patalee. No pierdas la paciencia, háblale de forma calmada y dale tiempo para que se tranquilice. Sentirte envejecer no es fácil, y notar cómo cosas tan sencillas como vestirte ya no eres capaz de hacer, no es fácil de aceptar. Es un camino que hay que ir recorriendo por ambos lados, tú tienes que armarte de paciencia y aceptar que la otra persona está envejeciendo, pero recuerda que el mayor lo vive en su propia piel y está viendo deteriorarse su mente y su cuerpo, seguramente ya se sienta bastante frustrado por ello, no alimentes esta frustración, sino alimenta la aceptación.

 

Motiva sus intereses
Busca alguna actividad que le guste y motívale a realizarla.
Recuerdo que mi abuela era muy creyente y le gustaba mucho ir a misa. Cuando no podía ir por el mal tiempo o debido a su estado de salud, mi madre le ponía en casa la misa por la tele, así que muchos domingos por la mañana nos despertábamos escuchando la misa a todo volumen (debido a su problema de oído teníamos que ponerla alta para que pudiera seguirla). Pero nadie decía nada, y ella estaba toda contenta por “ir a misa”. Tiempo después, a mi madre se le ocurrió comprarle un rosario electrónico, que mi madre le dejaba programado cada mañana para que ella lo encendiera cuando quisiera. Así que cuando se aburría, se ponía a rezar el rosario.
Son esas cosas que sabes que le dan vida, esas son las cosas que debes motivar, no importa si tú estás de acuerdo con sus creencias o no, no pases sus últimos años discutiendo, simplemente dale el placer de disfrutar todo lo que pueda.

 

Sé positivo
Trata de ver la parte positiva de las cosas y haz que él o ella también la vea. Échale piropos a cada momento, dile que le quieres. Cuando haga algo mal no te enfades, piensa que podría haber sido peor. Sonríele siempre, si te ve triste, enfadado o agobiado se sentirá culpable por darte tanto trabajo, evitar estos pensamientos negativos está de tu mano.

 

Cumpleaños de la abuela

Cumpleaños de la abuela

Compartir momentos juntos
Piensa que un día ya no estará a tu lado, y echarás de menos hacer muchas cosas con él o con ella, compartir charlas, secretos… Trata de compartir juntos todos los momentos que puedas, recuerda que para tí es más fácil adaptarte que para él. En vez de celebrar las navidades en casa de los primos o hermanos, que vengan ellos a la tuya, todos podéis colaborar con la comida. Celebra su cumpleaños, hazle sentirse protagonista de ese día, que sople las velas, que tenga un regalo… Haceros muchas fotos juntos y recuérdale que salió genial.

 

 

Ponte en su lugar
Y lo más importante, si en algún momento tienes dudas de cómo actuar, si los consejos que te he dado no se adaptan a tu situación, lo más universal es ponerse en su lugar. Para ello, tómate tu tiempo, relájate, para un momento tu mundo e imagínate la situación al revés, eres tú el mayor, el enfermo… ¿cómo te gustaría que te trataran? ¿te gustaría que te escucharan? ¿qué te gustaría hacer? ¿cómo podrías sentirte más feliz? Las respuestas a todas las preguntas que tenías se responderán solas.

Pilar Amaku

Soy bloguera de El Amaku desde que nació. Creo que las personas mayores necesitan un altavoz para ser vistas y oídas, porque sí hay vida después de los 65 años, una vida alegre y dinámica.

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