Mayores increíbles: Diana Nyad, nadando en busca de un sueño.
Hashtag: #MayoresIncreíbles
Diana Nyad, una estadounidense de 64 años, cumplió el pasado 31 de agosto su sueño: cruzar el estrecho de Florida (franja marítima que separa Cuba de Florida), 165.7 kilómetros nadando contra el cansancio, la incredulidad de aquellos que la veían demasiado mayor, las medusas y los tiburones; 102.73 millas nadando a favor de un sueño, de demostrarse a si misma que podía lograrlo, de demostrarle al mundo que nunca se es demasiado mayor, que nunca es demasiado tarde para hacer realidad un sueño.
Todos tenemos sueños, anhelos, deseos confesables o inconfesables, … La mayor parte de ellos se quedan agazapados bajo las preocupaciones y el estrés del día a día, y solo les permitimos ver la luz en tardes de lluvia, noches de desvelo, amaneceres de esperanza.
Muchos de esos sueños no llegan a materializarse, unas veces por falta de tiempo, otras por falta de financiación, y las más de las veces por creer que solo son sueños y en consecuencia, que no podemos llevarlos a cabo, ya que es imposible su realización.
Cuando eres joven los sueños llaman cada día a tu puerta: sueños laborales, sueños familiares, sueños aventureros… Unos van solapando a los otros. Nuestras circunstancias vitales, propias y particulares hacen que unos sueños se conviertan en objetivos reales que cumplir y en los que centramos todas nuestras energías para conseguir que se hagan realidad.
- Nos esforzamos por acabar nuestra formación para lograr el sueño de poder optar al trabajo deseado.
- Abrazamos el insomnio preparando entrevistas de trabajo que nos permitan ascensos.
- Utilizamos todas nuestras armas de seducción para que la persona amada se fije en nosotros, y una vez logrado nos embarcamos con ella en el sueño de formar una familia, criar hijos, …
- Abandonamos sueños propios para permitir a nuestra pareja o hijos alcanzar los suyos, que aunque ajenos, nos proporcionan la misma satisfacción que si fueran los nuestros los que se realizan.
Mientras todo esto pasa, también lo hace el tiempo, y los sueños menos factibles, los más complejos se duermen en el baúl de la memoria.
Muchos de esos sueños mueren con sus dueños. Algunos de ellos ni siquiera fueron verbalizados, no fueron expresados con palabras por sus creadores, muchos temiendo ser tomados por locos, otros preocupados porque el sueño se desvaneciese pasto de las críticas del entorno si lo hacían público, otros recelosos de que si dejaban salir el sueño a pasear por el mundo real tal vez este se trocara en pesadilla por no ser capaces de realizarlo…
“Los viejos sueños eran buenos sueños. No se cumplieron pero me alegro de haberlos tenido”
Robert Kincaid (Clint Eastwood) en la película “Los puentes de Madison”
Los sueños son buenos, curiosamente nos mantienen despiertos, nos ayudan a sobrellevar las dificultades del día a día, nos dan aliento cuando las fuerzas flaquean… Pero no debemos dejar que se queden solo en eso, en sueños incumplidos. Debemos luchar por materializarlos, esforzarnos por conseguir su realización.
Diana Nyad, una persona mayor increíble, una gran soñadora.
“¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.
Pedro Calderón de la Barca (hace 400 años)
Diana Nyad no se conformó con sueños pequeños, soñó sueños grandes…. Y los cumplió.
Hashtag: #MayoresIncreíbles
Increíble… Más de dos días nadando y con esa edad… Y yo que no aguanto casi ni un largo. Pero está claro que no hay nada imposible, si quieres algo, si tienes un sueño y te esfuerzas por conseguirlo, está claro que puedes lograrlo.
Este es un claro ejemplo de que nunca hay que perder las ganas y que se puede tener sueños e ilusiones también en la vejez.
Claro que sí, es increíble como hay tantos mayores con tantas ganas, con tantos sueños… Creo que los más jóvenes deberíamos aprender un poco de estas personas.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Un abrazo, Pilar :)