Jubilarse soltera: cómo encontrar un hobbie

Hola, me llamo Luz y tengo 70 años. Os escribo para contaros mi experiencia como jubilada soltera que soy. Nunca me casé, supongo que no encontré a la persona que me llenara lo suficiente. Se que a mucha gente le entristece verte mayor y sin un marido a tu lado o sin unos hijos que te cuiden, pero siempre fui muy independiente, me sentía bien conmigo misma en cualquier momento y no me asustaba envejecer en soledad. Y ahora, con 70 años recién cumplidos sigo siendo tan feliz como cuando tenía 20.

Trabajé duro toda mi vida, primero en el campo haciendo todo tipo de trabajos desde salir con las ovejas hasta labrar la tierra y majar la paja. Limpié las casas de ricos amos y cuidé de sus hijos como si fueran míos. Creo que al no tener un compañero que me sacara de la rutina del día a día y también por la necesidad, trabajaba constantemente cada día del año prácticamente sin descanso.

Soñaba con infinidad de cosas que quería hacer. Solo con imaginarlo me sentía liberada

Cuando se acercaba mi jubilación soñaba con infinidad de cosas que quería hacer: viajar, pasear, visitar a familiares y amigos que no veía desde hacía años, ver escaparates, quedar con las amigas… Solo con imaginarlo me sentía liberada.

Cuando por fin llegó el esperado día de mi jubilación, un 2 de Septiembre de 2007, me levanté temprano como cada mañana, hice limpieza a fondo en el piso, ordené unas cuantas cosas, tiré otras que estaban viejas o ya no necesitaba, salí a comprar para hacerme una riquísima receta que un buen amigo italiano me había regalado hacía años y pocas veces tenía tiempo de preparar por falta de tiempo y de ganas. Me compré también unas flores para darle color a un día tan maravilloso. Por la tarde fui a ver a unas vecinas, fui a la peluquería, me puse guapa, charlé un poco, estuvo de lo más entretenido, me sentía como un niño cuando empieza a andar.

Me compré también unas flores para darle color a un día tan maravilloso

Así estuve ocupada una semana, visitando a amigos, familiares, vecinos… Les preparaba bizcochos y se los llevaba, ellos preparaban café y pasábamos un rato de charla.

Lo malo fue al cabo de una semana, cuando ya había visitado a todo el que conocía, mi piso estaba reluciente de tanto que lo limpiaba y había preparado tantos bizcochos que a mis amigos y familiares se les empezaban a acumular. Intenté ver la televisión, pero por mi trabajo no estaba acostumbrada a verla y todas esas tertulias sobre personas que no conocía y que siempre se enfadaban, no acabó de convencerme.

Comenzaba a sentirme un poco vacía, la efusividad de los primeros días se desinfló hasta tal punto que visitaba a mis antiguos jefes para ver si podía ayudarles en algo, ¡pero qué tonta! pero cuando te sientes así buscas soluciones donde y como sea para sentirte útil, para llenar tu día con algo. Pasar de tener 24 horas al día ocupadas en mil tareas a ser libre, a no tener más obligaciones que las de tener un poco arreglada mi casa me producía un gran vacío, incluso llegué a pensar en que debía haberme casado y quizá tener un hijo, así ahora tendría una ocupación.

Me fijé en un cartel: «Informática para mayores»

De pronto, un día cuando iba al mercado, me fijé en un cartel que había colgado en la pared de los anuncios, donde siempre están los carteles de las fiestas del pueblo y las esquelas. Había un taller de informática para mayores. Ni siquiera sabía muy bien qué íbamos a hacer en el curso, pero no tenía nada mejor que hacer y los días empezaban a hacerseme muy largos, así que sin dudarlo demasiado me apunté.

Un hobbie en la tercera edad: cocinar

Un hobbie en la tercera edad: cocinar. Imagen de FreeDigitalPhotos

En el curso conocí el maravilloso mundo de Internet. Todo lo que desees conocer está ahí: puedes viajar a lugares insólitos sin moverte de la silla, puedes buscar recetas nuevas para innovar en la cocina, puedes hablar con personas de la otra punta del planeta… Todo lo que quieras saber él lo sabe. Gracias al curso conocí mucha gente nueva, hice muchas migas con María y Rosa, dos mujeres de mi edad. María es viuda desde hace 7 años y Rosa es soltera como yo. Ahora quedamos a menudo para comentar lo que hemos aprendido y descubierto por Internet.

Me he aficionado a la cocina y cada día busco recetas diferentes para probarlas en casa, y una vez a la semana María, Rosa y yo nos juntamos para probar alguna de ellas. Primero las pruebo yo, p0rque no todas salen bien con los ingredientes que te marcan, pero bueno, si no se prueba, no se sabe.

Y ahora, con este nuevo hobbie estoy muy entretenida, y gracias a todo tengo dos grandes amigas con las que tengo mucho en común y podemos compartir largas sobremesas y tardes tomando té. Así que animo a las mujeres que están en mi situación a buscar un hobbie, algo que les guste, que se apunten a algún curso, que aunque no les guste mucho entretiene y pueden conocer a gente en su misma situación. A mi la informática no me llamaba la atención, pero gracias al curso conocí Internet y ahora tengo infinitas recetas de cocina, ¡imposible aburrirse!

Pilar Amaku

Soy bloguera de El Amaku desde que nació. Creo que las personas mayores necesitan un altavoz para ser vistas y oídas, porque sí hay vida después de los 65 años, una vida alegre y dinámica.

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2 Respuestas

  1. Pilar dice:

    Tinc 71 anys i acabo de quedar-me vídua. La meva soledat em desespera; necessito amistat.
    Podria ser amiga vostra?

    • Pilar Amaku dice:

      Hola Pilar,

      Si te encuentras sola lo mejor que puedes hacer es acercarte al centro de día o al hogar de pensionistas más cercano. Seguramente organicen diversas actividades y podrás encontrar alguna que te guste y donde podrás conocer gente nueva con la que poder compartir nuevas experiencias.

      Si no sabes de ningún centro de día cercano, puedes comentárselo a la asistenta social, seguramente pueda asesorarte.

      Y por descontado, por supuesto que aceptamos tu amistad, pero sería mucho más interesante si encontraras también apoyo físico en tu ciudad.

      Espero haberte ayudado.

      Un abrazo, Pilar :)

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