La vejez en un año
Hoy hace un año que nació El Amaku. Por aquel entonces ya te dábamos una clara pista de cuál queríamos que fuera nuestro camino: La vida no termina a los 65 años, sino que nos quedan miles de cosas por hacer.
Hablábamos de los Egipcios y de cómo tenían en cuenta a las personas que llegaban a la edad dorada, de forma que los veían como portadores de experiencia y sabiduría y trataban de que vivieran en un estado de Amaku, es decir, que tuvieran asegurado el alimento y el bienestar durante todos los días de su vejez.
Durante esta andadura hemos ido aprendiendo nuevos conceptos que para nosotros eran desconocidos: envejecimiento activo, solidaridad intergeneracional… Y nos hemos dado cuenta de que hay cosas que mientras que para unos son obvias para otros son desconocidas, porque muchas veces actuamos por ignorancia, no por maldad, y a veces solo necesitamos que alguien nos abra los ojos, que nos enseñe la otra cara de la moneda… Recordemos el cuento del cuenco de madera…
Hemos celebrado el día de los abuelos compartiendo maravillosas historias personales con todos vosotros, como la que nos envió Samuel, que ganó nuestro concurso del Día de los Abuelos, y que nos contaba con cariño y toques de humor la herencia verbal que les dejó su abuelo. Así como también hemos compartido vuestras experiencias como jubilados y jubiladas desde diferentes perspectivas, como la de Petra, que gracias a las asociaciones de viudas se volvió a sentir viva; o Bernardo, que declaraba su amor eterno a Esmeralda, su mujer.
“Cuando llegamos a esta edad, en lugar de quitarnos las zapatillas de correr la maratón de la vida, lo que debemos hacer es apretarnos más los cordones y seguir corriendo, seguir aprendiendo, seguir disfrutando, seguir viviendo.”
(Petra, una de nuestras lectoras)
Hablamos del duro trabajo de los cuidadores, que desempeñan un papel muy importante en la sociedad, ayudando a llevar una vejez más digna y más feliz. La mayoría de nosotros somos cuidadores sin formación que por uno u otro motivo cuidamos de personas cercanas (padres, abuelos, hermanos…) y por ello os dimos unos breves consejos para tratar de entenderlos mejor.
Os recuerdo el maravilloso corto de Roger Villarroya, “Capicúa”, que no me canso de ver y que con una sencilla combinación de imágenes y una voz en off que relata el trabajo del cuidador, te producirá un suspiro de sorpresa:
Te dimos consejos para ejercitar la memoria, te recordamos la importancia de jugar y te dimos razones para sonreír, porque la vida es maravillosa, increíble, intensa y cada edad tiene su momento, sus cosas malas pero también sus cosas buenas, y es labor nuestra exprimir y sacar todo el jugo que podamos a cada día.
“Los hombres no dejan de jugar porque envejecen, sino que envejecen porque dejan de jugar”.
(Oliver Wendell Holmes)
Aprendimos que estudiar, encontrar hobbies para estar entretenido, mantenerse joven y activo, es imprescindible para retrasar al máximo enfermedades degenerativas del cerebro como el Alzheimer.
“La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada”
(Ortega y Gasset)
Y a través de cuentos populares vimos la importancia de la comunicación intergeneracional y la sabiduría tan valiosa que proporciona la experiencia de los años.
A lo largo de estos 365 días, hemos abierto un poquito nuestro corazón compartiendo con todos vosotros la pérdida de una abuela y hemos contestado a multitud de preguntas que nos hicieron 3 compañeros del camino que querían saber un poco más de nosotros.
Y hechando la mirada atrás, solo podemos agradeceros a vosotros todo lo que hemos aprendido durante este año, porque con vuestros comentarios y vuestras aportaciones hemos aprendido mucho y sin vosotros, mis humildes lectores, este blog no tendría ningún sentido. Así pues, gracias, nos alegramos mucho de ser una de esas minúsculas voces, que junto a vosotros, promueven una vejez mejor, más sana, más activa, más feliz, porque aunque seamos minúsculas estrellas en este universo infinito, el cielo brillaría menos sin estas estrellas, ¡y qué triste sería el cielo por las noches sin sus luceros!